martes, 13 de enero de 2009

(Entre) Nos

Un pequeño círculo lumínico de luz blanca muestra un par de zapatos marrones acordonados muy masculinos en posición vertical.
Todo es quietud. Instantes de silencio. Luz y zapatos.
Lentamente, el círculo lumínico comienza a abrirse. Se detiene cuando muestra por completo a un hombre recostado sobre un diván con sus manos blanquísimas entrelazadas sobre su vientre. Los pliegues de su camisa blanca simulan a un paisaje de montañas con nieve a punto de sufrir un alud. Su pantalón negro, impecable, sin arrugas destaca sus largas piernas.
Todo es quietud. Instantes de silencio.
Un suspiro...


ÉL: A mis treinta años. Con el peso de mi apellido... de mi apellido... Aunque mi barba empuje con más fuerza la piel de mi cara, soy un niño... Ella gritaba todo el tiempo mi nombre pero susurraba otra palabra... mi oído lo esperaba... yo lo esperaba... Ella la largaba sin pensar, sin cuidado... Un rincón oscuro... un juego... el patio... la terraza... La de enfrente nos vio... Cuando me la cruzaba en el barrio, largaba su mirada fulminante... No me importaba... a ella tampoco... Una vez le sacó la lengua y dejó ver su chicle que después terminó accidentalmente en mi nuca. Fue extraño, cuando la casa, de repente, se llenó de muñecas... Rompió lo único que me quedaba... mi momento de soledad... Papá se fue y el dúo se rompió. Se fue para siempre. No vuelve. No va a volver... Quedé yo... solo... hombre... Vino ella con unos años menos y sus bombachitas con dibujitos... Pero no vino sola... ¡Apareciste! ¡Me dejaste y apareciste!... Te fuiste con otro... y venís con otra... ¿Te das cuenta? Vos y ella... Yo... Los tres... Una escondida... una mancha... y la terraza... Años de terraza y escondidas... Mi hermanita... un chicle... una mujer... Se la llevaron con sus zapatos blancos... Quería matarlo... Quería matarla... Quedamos los dos... Mamá y yo... Ya no hay escondidas... No tengo nada que esconder... No hay terrazas... No la necesitamos... Siempre estamos solos... Mamá... una mujer...

(Pausa)

ÉL: Doctora, ¿me escucha?
VOZ DE DOCTORA: Siempre te escucho...
ÉL: Doctora... Mujer... Mía...
VOZ DE DOCTORA: ¿Querés que te traiga un té bien dulce, nene?
ÉL: Bueno... Pero hoy duermo solo mamá, hoy duermo solo.

sábado, 6 de diciembre de 2008

ABSTRACT NEWTON

Newton & Newton: Viste un traje marrón y una camisa blanca. Su corbata también marrón lleva un visible prendedor de vidrio de forma cuadrada de color rojo. Su cabellera es ondulada y pelirroja, peinada hacia arriba tendiendo hacia la izquierda. Su barba, también rojiza, es extremadamente larga en el mentón. Sus bigotes sobresalen hacia los costados de la cara.

Godié: Viste un traje azul y camisa blanca. Su corbata, también azul, lleva un visible prendedor en forma de triángulo de color verde brillante. Su cabello con rulos castaños simulan un peinado afro. Su barba es abundante, larga pero pareja y oscura. Usa lentes de marcos redondos.

Hombre de las maletas rojas: Viste un pantalón de tela escocesa y un suéter verde inglés. Su cuello está cubierto por un pañuelo de seda. Su cabellera es blanca llena de rulos, largos y hacia arriba en el frente. Su barba es completamente larga y muy blanca. Lleva prendido a su suéter un broche redondo de color azul.

Guardia que silba: Su traje de guardia es gris y sus botas negras. Su gorra tiene pequeños prendedores distintivos. Cuelgan del lado izquierdo de su chaqueta muchas condecoraciones. Lleva revólver y una escopeta.




Derecha, al fondo: Un escritorio blanco y su biblioteca repleta de libros.
En el centro, una mesa verde con cuatro sillas del mismo tono y un mantel de tela celeste con un estampado de pequeñas rosas rojas de fondo.
A la izquierda, al fondo, una ventana redonda con cortinas naranjas con figuras geométricas: triángulos verdes, cuadrados rojos y círculos azules. Junto a ella, un sillón de tres cuerpos de color lila.
Al costado izquierdo, una puerta celeste.
Paredes negras
.

Una imagen en plena oscuridad:

*******



Luces blancas que encienden y encandilan. No se cruzan.
Apagan.
Encienden y apagan.
Encienden.
Apagan.

Anochecer.
Newton & Newton sentado en su escritorio.


Newton & Newton: Hoy no estoy muerto.

Sonido de un elemento metálico que golpea contra un cristal.
Newton & Newton suspira.

Newton & Newton: Nadie pierde.
Godié: ¿Confusión?
Newton & Newton: No estoy muerto en la línea divisoria entre mi razón y la política de la gloria triste.
Godié: ¿Es la razón?
Newton & Newton: La razón, consuelo de tontos.
Godié: ¿Razón de ser?
Newton & Newton: Tiene razón.
Godié: ¿Razonó sobre la importancia de la razón?
Newton & Newton: Infinidad de veces.
Godié: ¿Vivió la razón en el infinito?
Newton & Newton: Vivió.
Godié: ¿Vive?
Newton & Newton: Vive en la vida de la razón aquél que no encuentra la salida de la libertad.
Godié: ¿Vive el vivo?
Newton & Newton: Vive el no vivo.
Godié: ¿Vive la vida del vivo el no vivo?
Newton & Newton: Vivió.
Godié: ¿Y murió en la viveza?
Newton & Newton: ¡Gloria!
Godié: ¿Vive el vivo la vida?
Newton & Newton: Vive el vivo en la viveza.
Godié: ¿Vive el que a vivir empieza?


Luz que se desvanece. Silencio prolongado.
Newton & Newton toma nota.


Newton & Newton: Presento la felicidad escrita en hojas de papel reciclado.
Godié: ¿Papel muerto?
Newton & Newton: Una fórmula dibujada que habla de la luz.
Godié: ¿Papel resucitado?
Newton & Newton: Luz y colores tristes...
Godié: ¿Del arcoiris?
Newton & Newton: Colores de la misma naturaleza del cielo.
Godié: ¿Colores sagrados?
Newton & Newton: Los colores del tesoro que marcan el nacimiento de otros colores.
Godié: ¿Oro?
Newton & Newton: Agua. (Pausa) Agua y sol.
Godié: ¿Viento?
Newton & Newton: Luz.
Godié: ¿Para quién?

Newton & Newton abstraído.
Godié perdido en sus dudas.


Newton & Newton: El amarillo trae fiebre.
Godié: ¿39°?

Luces que iluminan la escena.
Godié vuelve a sus dudas mentales.
Newton & Newton sigue tomando nota.


Newton & Newton: Un gráfico que ejemplifica mi desconcierto con la luz.
Godié: ¿Desconcertarse implica asombrarse?
Newton & Newton: No tengo colores.
Godié: ¿No conviene ubicarlo a la luz?
Newton & Newton: Es efímero.
Godié: ¿La luz es efímera?
Newton & Newton: La luz viene del sol y el sol debe estar.
Godié: ¿El sol no muere?
Newton & Newton: Muere el vivo.
Godié: ¿El sol es eterno?
Newton & Newton: Puede morir.
Godié: ¿Mortal?

Newton & Newton escribe.
Godié acaricia su barba con la mirada sumergida en sus ideas.


Newton & Newton: Probabilidad de estar sumergido por horas en la luz blanca que encandila pupilas y oídos.
Godié: ¿Encandila por su luz o por su brillo?
Newton & Newton: Encandilan los colores que la contienen.
Godié: ¿Los colores la contienen?
Newton & Newton: Los colores le dan origen a su contención.
Godié: ¿Los colores la sostienen?
Newton & Newton: Los colores están dentro de ella. (Pausa) Ella... tan invisible en la visibilidad que ciega.
Godié: ¿Visible en la ceguera?

Newton & Newton abstraído.
Pausa.
Quietud.
Godié tose. Se acaricia la barba. Se pierde con la mirada. Piensa.
Segundos de pensamientos.
Sonido de truenos. Lluvia.
Dos golpes secos a la puerta.
Newton & Newton la mira.
Dos golpes más.
Newton & Newton la abre.
Entra Hombre de las maletas rojas con una caña de pescar.


Hombre de las maletas rojas: Justo antes de la lluvia.
Newton & Newton: Justo con la lluvia.
Hombre de las maletas rojas: Justo antes de la lluvia en su puerta.
Newton & Newton: La lluvia estuvo antes que usted. Le ganó. Llegó primero.
Hombre de las maletas rojas: Se equivoca. Yo la traje. Me persiguió durante 36 kilómetros. Me detuve a mirarla seriamente y decidí apurarme. Me corrió. Corrí. Le saqué una gran ventaja, como de 500 metros. Le gané.
Newton & Newton: Usted golpeó después.
Hombre de las maletas rojas: Me oculté detrás del pino de su jardín para ver cómo me buscaba y salí a su encuentro para asustarla y espantarla.
Newton & Newton: ¿Con un grito?
Hombre de las maletas rojas: Con mi cara y mis ojos muy abiertos. Pero ella, astuta por naturaleza, me envió un rayo y después un trueno.
Newton & Newton: Entiendo.
Hombre de las maletas rojas: Recién después corrí a golpear la puerta.
Newton & Newton: Lo esperaba más tarde.
Hombre de las maletas rojas: Corrí a 36 kilómetros por hora.
Newton & Newton: Bastante para usted que está muy cargado.
Hombre de las maletas rojas: Las lombrices parecen no ser tan pesadas pero en cantidad lo son.
Newton & Newton: Son muchas.
Hombre de las maletas rojas: 36 kilos de lombrices. (Pausa) En cada maleta.
Newton & Newton: Le presento a un amigo de años.
Hombre de las maletas rojas: ¿Dorados?
Newton & Newton: Godié, doctor en Pensamiento Vacío. Tiene numerosos estudios sobre la Nada. Ha publicado libros como “La Nada y el Algo”, “Desde la Nada”, “En la Nada”, “Nada de Nada”, “Nada que ver”, “Nada que Nada” y “Todo para Nada”.
Hombre de las maletas rojas (Acomodando las maletas junto al sillón y sobre ellas la caña de pescar. Se acerca a Godié y le estrecha la mano): Un gusto.
Godié: ¿Gusto por gusto o gusto por gustar?
Hombre de las maletas rojas (a Newton & Newton): Se cayó una rama de su pino.
Godié: ¿Sentido o agrado?
Hombre de las maletas rojas: Por poco salgo lastimado.
Godié: ¿Venganza natural?

Newton & Newton se sienta en su escritorio. Godié, a la mesa. Hombre de las maletas rojas, en el sillón.
Pausa.
Se paran para caminar de modo perdido en la escena.
Momento de quietud.
Cada uno se acaricia su barba.
Rotación: Newton & Newton se sienta en el sillón. Godié, al escritorio. Hombre de las maletas rojas, a la mesa.
Pausa.
Cada uno sumergido en sus pensamientos.
Godié frota su ojo izquierdo. Newton & Newton acaricia su barba. Hombre de las maletas rojas rasca su tobillo derecho con su mano derecha.
Pausa.
Se paran. Caminan perdidamente por la escena. Vuelven a sus lugares originales.


Newton & Newton: Sin sol no hay colores.
Hombre de las maletas rojas: Ni pique.
Godié: ¿Un dato fisiológico o psicológico?
Newton & Newton: Metorológico.
Hombre de maletas rojas: Deportivo.

Truenos. Lluvia intensa.
Breve corte de luz.
Momentos de plena oscuridad.
Vuelve la luz.


Newton & Newton: Pero hay rayos.
Hombre de las maletas rojas: Por 36 minutos.
Godié: ¿Noé vivió rayos por 39 minutos?


Relámpagos. Truenos.

Newton & Newton: Si se espera...
Hombre de las maletas rojas: Se desesperan...
Newton & Newton: Vuelve la luz.
Hombre de las maletas rojas: Se carduman.
Godié: ¿Se teoriza o se piensa?


Silencio con ideas que no se dicen.


Newton & Newton: Hay que matar el tiempo.
Hombre de las maletas rojas: ¡Mientras tanto!
Godié: ¿Se mata el tiempo?
Newton & Newton: ¿Cartas?
Hombre de las maletas rojas: Prefiero naipes.
Godié: ¿Se mata el espacio?
Newton & Newton: No tengo naipes. Los presté.
Hombre de las maletas rojas: Ajedrez.
Godié: ¿Se hiere el espacio por matar el tiempo?
Newton & Newton: Ludo.
Hombre de las maletas rojas: ¡Matic!
Godié: ¿El tiempo contiene al espacio?
Hombre de las maletas rojas: A usted que le interesa el juego, le comento que la Sra. ... Bueno, usted ya sabe a quién me refiero, está reclutando gente para un campeonato de ludo...
Newton & Newton (Interrumpiéndolo): ¡Caleidoscopio!
Hombre de las maletas rojas: ¡Caleidoscopio!
Godié: ¿No mueren ambos?
Newton & Newton y Hombre de las maletas rojas: ¡Sí!

Newton & Newton abre un cajón de su escritorio y saca un caleidoscopio. Mira junto a Hombre de las maletas rojas. Se turnan para observar las figuras que se van formando en el caleidoscopio.
Godié se sienta en el sillón. Saca de uno de los bolsillos de su pantalón una pipa roja y la lleva a su boca sin encenderla.
Truenos.


Newton & Newton: Simulacro.
Hombre de las maletas rojas: Mis lombrices van a querer verlos.
Newton & Newton: Pero tendrán la posibilidad de verlos en carne viva.

Pausa.
Godié frota su ojo izquierdo. Newton & Newton acaricia su barba. Hombre de las maletas rojas rasca su tobillo derecho con su mano derecha.


Godié: ¿Carne de color del color de la no carne?
Newton & Newton: Tristitia.
Godié: ¿Del alma?
¿Por falta de sangre?
Newton & Newton (Mirando por el caleidoscopio): ¡Una simple maravilla!
Godié: ¿Sangre gris?

La lluvia comienza a debilitarse.

Hombre de las maletas rojas: Se detiene porque viene la noche.
Newton & Newton: Le conviene a usted y a sus lombrices.
Hombre de las maletas rojas: A mí... puede ser. A ellas, no. Son ciegas.
Newton & Newton: La noche impide ver porque la luz no está.
Hombre de las maletas rojas: Así es. Como son ciegas sin luz no pueden ver.

La lluvia desaparece.

Hombre de las maletas rojas (Mirando el cielo por la ventana): Tengo que esperar el día.
Newton & Newton: Yo espero la luz.

Silencio.

Hombre de las maletas rojas (a Godié): ¿Usted qué espera?
Godié: ¿Espero algo?
Newton & Newton: Todo hombre espera.
Godié: ¿Espero?
Hombre de las maletas rojas: Creo que quieren escapar.
Godié: ¿Esperar para escapar?
Newton & Newton: Lombrices inquietas.
Godié: ¿Perturbadas?
Hombre de las maletas rojas: Tienen hambre. Pensé en comprar hamburguesas.
Godié: ¿Inquietas?
Newton & Newton: Muchas...
Hombre de las maletas rojas: veces me las dejan. Desprecian cuando quieren despreciar.

Tras un silencio placentero, cada uno comienza a moverse con tranquilidad y cierto aburrimiento por la escena.
Godié frota su ojo izquierdo. Newton & Newton acaricia su barba. Hombre de las maletas rojas rasca su tobillo derecho con su mano derecha.


Newton & Newton: Ya no hay lluvia, pero hay noche... No hay luz.
Hombre de las maletas rojas: La luna.
Newton & Newton: Tiene luz... artificial.
Godié: ¿Por ser un satélite?
Newton & Newton: Por ser mujer.
Hombre de las maletas rojas: Como mis lombrices. Todas hembras que se arrastran.
Godié: ¿Sin dignidad?
Hombre de las maletas rojas: Por eso las entrego.
Newton & Newton: La entrega a la boca que contiene colores brillantes.
Godié: ¿Sin luz?
Newton & Newton: Pintados por la misma naturaleza.
Godié: ¿Es natural la mujer coloreada?
Hombre de las maletas rojas: La naturaleza es mujer. (Pausa) Natural.
Newton & Newton: Mente.
Godié: ¿Con espíritu?

Un silbido se acerca para volverse intenso. Suena una canción.

Newton & Newton: Vienen los golpes.
Hombre de las maletas rojas: Vienen por mí.
Godié: ¿El temor del cobarde?

Pausa.

Hombre de las maletas rojas
: Vienen... Estoy seguro... Vienen.
Godié: ¿El temor del culpable que cree?

Silencio que los lleva a la reflexión. Silencio que se sumerge en ideas que no se dicen.
Acarician sus barbas.


Newton & Newton: Y sin luz...

Se oye otra vez el silbido. Canción silbada.


Newton & Newton: Vienen los golpes...
Godié: ¿Duelen?
Hombre de las maletas rojas: No me anuncié.

Pausa.

Newton & Newton: ¡Encendéte!
Godié: ¿Fuego?
Hombre de las maletas rojas: Una carnada.
Newton & Newton: Una cargada.

Otro silbido de una melodía inconclusa.

Newton & Newton: Insisto. Vienen los golpes. ¿Café antes?
Hombre de las maletas rojas: Con 3,6 de azúcar.
Godié: ¿Azúcar o edulcorante? ¿Amargo?
Newton & Newton: Despiertos para recibir a la luz. Así debe ser.

Otro silbido.

Newton & Newton (Asomándose a la ventana): Café caliente.
Hombre de las maletas rojas: Tibio.
Godié: ¿Tibio o caliente? ¿Frío?
Newton & Newton: Para innovar.

Newton & Newton saca tres pocillos de café vacíos del mismo cajón de su escritorio. Los ubica sobre la mesa.

Newton & Newton: Hay que esperar unos minutos para servirlo. (Pausa) Mientras tanto podríamos cantar villancicos.
Hombre de las maletas rojas: O contar hasta 36.
Godié: ¿Por qué no dudar?
Newton & Newton: Es mejor esperar los golpes y el café.
Hombre de las maletas rojas: Ellas deberían tomar un poco... sino, no podrán dormir.
Godié: ¿Dormir es vivir?
Newton & Newton: Con la libertad que me caracteriza.
Godié: ¿Sin la mentira de la libertad y de la vida?
Hombre de las maletas rojas: Café para todas es casi imposible... Quizás sea mejor que no duerman. Cansadas sirven porque no hablan.
Newton & Newton: ¡Ciegas!
Godié: ¿Mudas?
Hombre de las maletas rojas: Bellas.
Newton & Newton: Femeninas...

Otra canción silbada.

Newton & Newton: El café ya está para servir.
Hombre de las maletas rojas: Vienen los golpes por mí.


Un silbido que se oye más cerca.


Newton & Newton: Los golpes.

Golpean a la puerta.
Newton & Newton se acerca a abrirla y al posar su mano sobre el picaporte suena otros dos golpes.
Duda en abrirla.
Se decide.
La abre.
Entra un guardia.


Newton & Newton: Sabíamos que era usted.
Hombre de las maletas rojas: Las melodías...
Guardia silbador: Tristeza que provoca verlo a esta hora.
Hombre de las maletas rojas: La tormenta.
Guardia silbador: Lo vi correr.
Godié: ¿Correr? ¿Huir?
Guardia silbador: No se anunció al llegar al puente.
Godié: ¿Escapar en la culpa?
Hombre de las maletas rojas: El río estaba crecido.
Guardia silbador: La próxima vez debe silbar.
Godié: ¿En la angustia?
Hombre de las maletas rojas: No conozco a Beth-Owen.
Guardia silbador(Corrigiéndolo): Bagnner.
Newton & Newton: Sí. (Siente escalofríos).
Guardia silbador (Mirando las maletas rojas): Se excedió en la cantidad.
Hombre de las maletas rojas: Una lleva, además, tierra... Su casa.

Guardia silbador comienza a mantener un diálogo silbado con Newton & Newton.
Silban plácidamente sin superponerse. Se preguntan y se responden.
Discuten.
Elevan el tono. Newton & Newton silba con gran firmeza. Guardia silbador asiente con la cabeza y con un silbido melodioso, un vals.


Hombre de las maletas rojas: Un café le vendría bien.
Guardia silbador: No es mala idea.

Newton & Newton saca otro pocillo del mismo cajón de su escritorio.
Se sientan a la mesa y esperan mirando los pocillos. Acarician sus cabelleras.


Guardia silbador: Una mujer de la cabina me dijo que la cocinera pica bien.
Newton & Newton: Pica carne con los dedos de su mano.
Guardia silbador: ¡Y aserrín!
Godié: ¿Pica?
Hombre de las maletas rojas: Pica lo que tiene que picar.
Guardia silbador: Pica que pica.
Newton & Newton: ¡Pica piquito picún poquito!
Godié: ¿Poquito es lo más cercano a la Nada?
Guardia silbador: Pica café.
Newton & Newton: ¡Entonces es mi cocinero!
Godié: ¿Casi Nada está más cerca de la Nada?
Hombre de las maletas rojas: Nada que ver... con la mía.

Pausa.

Guardia silbador
: Si la araña pasa...
Hombre de las maletas rojas: La otra tiene... dedos de pianista.

Miran las tazas vacías de café y acarician sus barbas.

Guardia silbador: Sólo ella tomó clases con el gran Alejandro Iapalucci. ¡Qué maestroI
Newton & Newton: Ahora se entiende... Sólo alguien que maneje tan bien sus manos es obvio que aprendió del más grande.

Pausa.

Guardia silbador: Lindo mantel.
Newton & Newton: Tiene rosas rococó.
Godié: ¿Disecadas?
Hombre de las maletas rojas: Las rosas que nacen por la moda.
Newton & Newton: Así es, mi amigo, Durante el Rococó, casi no se conocían.
Godié: ¿Silvestres?
Newton & Newton: Los diseñadores de la época, como siempre en la búsqueda de lo original, empezaron a emplearlas como adornos para sus vestidos. Daban la posibilidad de sobrecargar los diseños por ser pequeñas.
Godié: ¿Estética?
Newton & Newton: Al ver los resultados, las telas venían estampadas con rosas rococó.
Godié: ¿Horror al vacío?
Hombre de las maletas rojas: Sí. En épocas posteriores, quienes veían uno de esos diseños las empezaron a llamar Rosas Rococó.
Newton & Newton: Fue exactamente, el gran diseñador italiano Presto, quien dijo a una de sus costureras “quiero que me alcance ese vestido”, uno que había terminado la noche anterior y que había preparado con una tela que le llegó de Francia como mercancía original de la época. La mujer lo miró y dijo: “Cuál?”. “Ëse, ése... el de las Rosas Rococó”. De ahí, el nombre.
Godié: ¿Y el hombre?
Hombre de las maletas rojas (A Guardia silbador): Imagínese que era para un desfile importante ante toda la aristocracia italiana. Todos diseños exclusivos.
Guardia silbador: Señores, son dos eruditos.
Godié: ¿Hace al nombre?

Tras un instante de silencio.

Guardia silbador: Es hora de la hora de partir hacia la casa más próxima.
Newton & Newton: Continuar con el trabajo.
Hombre de las maletas rojas: Del trabajo al trabajo del hombre en el hombre.
Guardia silbador: Trabajar para silbar...
Newton & Newton: Para ver la luz...
Godié: ¿Trabajar para no pensar?
Newton & Newton: Pero mientras el día no aparece el café se entibia.
Hombre de las maletas rojas: Y por la mañana estará caliente.
Guardia silbador: Prefiero irme antes que suceda eso.
Newton & Newton: Entiendo, el café caliente no es lo mejor.

Permanecen en silencio mirando sus tazas vacías y acariciando sus barbas.

Newton & Newton: Quizás la luz no traiga nada de lo que yo espero.
Hombre de las maletas rojas: Trae, por lo general, lo que ellos esperan.
Newton & Newton: Colores.
Guardia silbador: Yo no espero colores. Espero que termine mi turno.
Hombre de las maletas rojas: Mis lombrices esperan el día porque son ciegas.
Newton & Newton: Lástima, se pierden los colores.
Hombre de las maletas rojas: Mejor, no descubren de qué color es su cuerpo carnoso.
Guardia silbador: Son del color de las venas vacías.
Godié: ¿Sin sangre?
Newton & Newton: La sangre tiene el color que creen que es más cálido.
Hombre de las maletas rojas: ¡No se lo permito!
Newton & Newton: ¡Es el más frío!
Hombre de las maletas rojas: ¡El más veloz!
Newton & Newton: Por eso es el más frío. Para ser veloz se necesita frío. Sólo se corre por frío para encontrar calor. La sangre corre por las venas. Es roja. El color es frío. De lo contrario, no correría... caminaría lentamente.
Hombre de las maletas rojas: Mis lombrices no tienen sangre.
Newton & Newton: Por eso son lentas.
Godié: ¿La velocidad la mide el color?
Guardia silbador: El café estuvo delicioso.
Newton & Newton: Frío.
Hombre de las maletas rojas: Por eso el vacío de las tazas.
Godié: ¿La velocidad mide el calor?

Guardia silbador se despide de todos silbando. Asoma su mirada por la ventana hacia el exterior húmedo.

Guardia silbador: Faltan pocos kilómetros para que comience el día.
Newton & Newton: El próximo invento tiene que ser un elemento útil. El reloj que mide el día en kilómetros.
Hombre de las maletas rojas: Sería más fácil la tarea. Ya no habría que hacer cálculos absurdos para pasar los kilómetros en horas.
Newton & Newton: Sabemos cuántos kilómetros le faltan a la luz del sol para que llegue hasta aquí. Comienza el día. Vemos como camina, no corre, no es roja...
Hombre de las maletas rojas (Asomando su mirada a la ventana): Faltan 36 kilómetros.
Godié: ¿Medir el tiempo?
Newton & Newton: No todos pueden calcular por asomarse a una ventana.
Godié: ¿Perder el tiempo?
Hombre de las maletas rojas: ¡Ideal!
Guardia silbador: ¡El invento ideal!

Pausa.

Guardia silbador (A Hombre de las maletas rojas): No pierda ninguna lombriz por el camino. Son ciegas y es peligroso. No pueden ver lo que nos hacen... (Se va).

Los tres miran las tazas vacías de café y, al mismo tiempo, acarician sus barbas.
Silencio prolongado.
Godié frota su ojo izquierdo. Newton & Newton acaricia su barba. Hombre de las maletas rojas rasca su tobillo derecho con su mano derecha.


Hombre de las maletas rojas: Y... si no viene...
Newton & Newton: Imposible.
Hombre de las maletas rojas: Acaba de llover.
Newton & Newton: La lluvia trae problemas. Imposible negarlo.
Hombre de las maletas rojas: Mis chicas tendrían que soportar un día más encerradas.
Godié: ¿Encierro o presidio?
Newton & Newton: Habría que darle un poco de oxigeno.
Hombre de las maletas rojas: Hoy, ese capricho, es muy caro.
Newton & Newton: Un poco de ventilación, entonces.
Hombre de las maletas rojas: En un mínimo abrir se escaparían.
Newton: Abanicar las maletas.
Hombre de las maletas rojas: ¿De qué serviría?
Newton & Newton: Un poco de viento ligero enfría las superficies. Si el viento se prolonga por un rato, penetra en la superficie y llega sin descanso hacia el interior. (Pausa) ¿Cuántas veces se congeló los huesos por un poco de viento en la estación de un tren?
Hombre de las maletas rojas: Muchas. Pero recuerdo sólo una.
Newton & Newton: ¿Cuál?
Hombre de las maletas rojas: La de la noche del domingo.
Newton & Newton: Ayer.
Hombre de las maletas rojas: La de próximo domingo. Siempre el frío que viene es peor al que pasó.
Newton & Newton: Si permanece en la memoria...
Hombre de las maletas rojas: Ante el frío la memoria se detiene o falla.
Godié: ¿Memoria o recuerdos vagos?
Newton & Newton: Pintoresco.
Hombre de las maletas rojas: Sólo importa el frío que se padece en el momento.
Newton & Newton: El café se entibia.
Hombre de las maletas rojas: Un día que puede empezar.


Relámpagos que iluminan la ventana.
Truenos.
Relámpagos y truenos.
Godié frota su ojo izquierdo. Newton & Newton acaricia su barba. Hombre de las maletas rojas rasca su tobillo derecho con su mano derecha.


Newton & Newton: Lluvia para la espera.
Hombre de las maletas rojas: Ahora la espera es doble, la lluvia y el día.
Newton & Newton: O la luz.
Hombre de las maletas rojas: La luz.
Godié: ¿Luz?

Truenos y relámpagos.

Newton & Newton: El café está cada vez más tibio.
Hombre de las maletas rojas: Mejor voy a hacer algo por ellas.

Newton & Newton se levanta y saca del mismo cajón de su escritorio un abanico que se lo da a Hombre de las maletas rojas. Éste abanica sus maletas.

Hombre de las maletas rojas: ¿Español?
Newton & Newton: Una herencia de mi bisabuela. Es chino.
Hombre de las maletas rojas (Mira detenidamente el abanico): Tiene un toro.
Newton & Newton: No. Es un bisonte.
Hombre de las maletas rojas: Un rinoceronte dirá.
Newton & Newton: No. Un jabalí azul. Animal que abundaba en durante la Edad Media en Asia.
Hombre de las maletas rojas: ¿Bisonte o rinoceronte?
Newton & Newton: Rinoceronte azul que evoluciona en el bisonte... el bisonte rojo.
Hombre de las maletas rojas: De azul a rojo... Parece negro.
Newton & Newton: El tiempo.
Hombre de las maletas rojas: Como siempre, el tiempo se encarga de oscurecer.
Godié: ¿Es el tiempo el que oscurece las cosas?
Newton & Newton: La humedad también influye.
Godié: ¿El tiempo empaña las ideas?
Hombre de las maletas rojas: También.

Truenos. Lluvia.
Hombre de las maletas rojas abanica sus maletas.
Newton & Newton contempla desde un rincón la ventana y acaricia su barba.
Godié coloca la pipa roja en su boca y con los dedos de su mano derecha desenreda su barba.


Newton & Newton: Todo parece acabado.
Hombre de las maletas rojas: Pesimista se volvió, amigo Newton & Newton.
Newton & Newton: Pesimista.
Godié: ¿Pesimista o realista?
Newton & Newton: Si no hay sol, hay lluvia.
Hombre de las maletas rojas: Si hay lluvia, no hay pesca.
Newton & Newton: Si hay lluvia, no habrá colores.
Hombre de las maletas rojas: Si hay lluvia, habrá pique.
Newton & Newton: Si hay lluvia, habrá sol.
Hombre de las maletas rojas: Si hay lluvia, habrá espera.
Newton & Newton: Si hay lluvia y sol, habrá arcoiris.
Hombre de las maletas rojas: Si hay lluvia, habrá más agua en el río.
Newton & Newton: Si hay arcoiris, habrá colores.
Hombre de las maletas rojas: Si hay más agua en el río, habrá más peces,
Newton & Newton: Si hay colores, nada queda por ver.
Hombre de las maletas rojas: Si hay más peces, mis chicas van a ser pocas.
Newton & Newton: Y toda la espera es en vano.
Hombre de las maletas rojas: Y toda la espera es en vano.
Godié: ¿Acaso toda espera no es en vano?

Newton & Newton se sienta en el sillón.
Hombre de las maletas rojas deja de abanicar las maletas.


Newton & Newton: Espero la luz.
Hombre de las maletas rojas (Sentándose junto a Newton & Newton): Espero la luz.
Godié: ¿Es preciso esperar la luz?

Silencio prolongado.
Relámpagos.
Truenos.
Lluvia intensa.
Godié frota su ojo izquierdo. Newton & Newton acaricia su barba. Hombre de las maletas rojas rasca su tobillo derecho con su mano derecha.


Hombre de las maletas rojas: Es la venganza por burlarme escondiéndome tras el pino.
Newton & Newton: Es la venganza por ser inteligente.
Godié: ¿Venganza o respuesta para una exigencia?

Truenos.

Newton & Newton: La luz contiene colores...
Hombre de las maletas rojas: No me gusta pescar con lluvia. El agua no me gusta. Me da miedo.

Pausa.

Newton & Newton: Sin luz no hay colores.
Hombre de las maletas rojas: Sin luz hay lluvia.

Pausa.
Godié se sienta junto a ambos.
La lluvia se vuelve débil.
Los tres acarician sus barbas.


Newton & Newton: Esperé la luz por un largo tiempo.
Hombre de las maletas rojas: Esperé el día de pesca después de haber juntado todas las lombrices que necesitaba.
Godié: ¿Para qué?

La lluvia ya es llovizna.
Empieza a aclarar.


Newton & Newton: Luz por los colores. Colores por luz.
Hombre de las maletas rojas: Lombrices por peces. Peces por lombrices.
Godié: ¿Para qué?

El día comienza a notarse por la ventana.
Los tres acarician sus barbas.


Newton & Newton: Un prisma. Una luz blanca. Un color.
Hombre de las maletas rojas: Una lombriz. Una caña. Un pez.
Godié: ¿Para qué?

Amanecer sin sol.

Newton & Newton: Sin luz.
Hombre de las maletas rojas: Sin luz no salgo. Puede volver la lluvia. Tengo miedo al agua.
Godié: ¿Para esto?

Silencio.
Corte total de energía eléctrica.
Oscuridad.



Una imagen:

***


Luz tenue desde la ventana que ilumina las siluetas de los tres.


Newton & Newton: Sin sol, sin luz.
Hombre de las maletas rojas: Y el café debe estar caliente.
Godié: Todo para nada.

Los tres acarician sus barbas.
Resignación.


APAGÓN

miércoles, 15 de octubre de 2008

ESCUPIENDO FRUTILLAS II

Personajes:
Él: Aproximadamente treinta años. De apariencia prolija y pulcra.
Ella: Treinta y seis años. De voz chillona. Carácter fuerte.
Hermano: Treinta años. Sometido intelectualmente a su hermana, Ella. Desprolijo en su aspecto. De mirada desencajada. Nervioso. Atormentado. Sufre de cefalea crónica. También viste un traje negro.


Salón de clases dividido en dos partes. A la izquierda un pizarrón negro mal borrado. Tizas y tres borradores llenos de polvo. Un pupitre, un escritorio de madera sobre una pequeña tarima roja. Una pequeña montaña de libros de matemática y física sobre él.
A la derecha, una mesada de laboratorio con azulejos blanquísimos. Muchos tubos de ensayo con líquidos de diferentes azules. Entre esa multitud se destaca uno no tan alto que contiene Rojo. Un mechero que no deja de encender su llama, alta de amarillo intenso, por momentos naranja.
Al fondo, arriba, también a la derecha, una ventana rectangular con dos hileras de vidrios transparentes que dejan ver el exterior azul. Se distingue a través de ella, un tronco de un árbol, una vereda con algún que otro transeúnte que pasa y una rueda trasera de un auto estacionado junto al cordón.


1.
Luces tenues desnudan dos figuras poco a poco. Ellos: tutora y discípulo.
Él sentado en el pupitre vestido con un traje negro y corbata algo floja en el nudo. Su camisa, muy blanca.
Ella, vestido azul marino con botones pastillas en la espalda de color blanco. Cuello alto, medio polo, y un prendedor de una rosa roja.
El mechero intensifica su fuego. Su llama es extremadamente alta.
Incomodidad. Saturación en el ambiente. Estados anímicos al borde de estallar.


Ella: Otra vez. ¿Dos por dos?
Él: Cuatro...
Ella: Otra vez. ¿Dos por dos?
Él: Cuatro...
Ella: Una vez más. ¿Dos por dos?
Él: Cuatrocientos.
Ella: ¿Ves? ¿Tanto cuesta? ¿Es posible que no puedas decir las cosas tal como son? (Pausa) Igual, falta. Todavía no podemos decir que hayas aprobado. Falta. (Pausa) ¿A qué hora vienen a buscarte? (Mira hacia un rincón que no se distingue.) Ah, tenemos un buen rato todavía.
¿Leíste la lección de los ríos?
Él: (Temeroso) No pude. No tuve tiempo.
Ella:
¿Cuantos ríos tiene nuestro país?

Él piensa. El mechero achica su llama.

Ella: ¿Cuántos?
Él: Cuatro...
Ella: ¿Cuántos?
Él:
Cuatro...
Ella: ¿Cuánto ríos tiene nuestro país?
Él: No los conté.
Ella: ¡Quinientos! ¡Quinientos ríos! ¿Cómo no agarraste el mapa y no te pusiste a contarlos? ¡Quinientos! Aunque estudios recientes dicen que hay uno que está naciendo en el Norte, cerca la Cachina. ¿Sabés dónde queda la Cachina?
Él: No.
Ella: Y sí... Hoy en día no saben nada. La Cachina es una cadena de montañas que está detrás del Pochinitó. El clima es seco. Y no crece nada. Lo único que podés encontrar es chinchillas azules. Yo fui hace unos... diez o doce años. Pero el río que te digo todavía no daba señales de vida.
Entonces, ¿cuántos ríos tiene nuestro país?
Él: Quinientos uno.
Ella: ¿Te das cuenta? Te explico todo para nada. Voy a tener que hablar con... con... alguien cuando vengan a buscarte. Le tengo que decir que así, así como estás hoy, no vas a llegar a ningún lado. Yo hago lo que puedo. Mejor sacá el cuaderno y ponéte a escribir lo que voy a copiar en el pizarrón. Son ejercicios de álgebra. (Copia letras con signos matemáticos en el pizarrón.)

El mechero ofrece una llama pequeña, casi imperceptible.

Él: Yo sé que la A es menor que la P y por lo tanto esa E va a dar negativo. Lo estudié ayer a la noche. También entendí que no se puede dividir Z por T, pero le puedo pedir prestado una M a la G que está allá; si no, puedo esperar y desarrollar todo, por ahí aparece una D y me soluciona el problema, me despeja el panorama y al final puedo comprobar que H no existe y que en lugar de B hay una Q.
Ella: Estoy, realmente, asombrada... Veo que estudiaste... Te puedo perdonar lo de los ríos. Pero, entonces, es hora de algo más fuerte. A ver qué sucede con ésta. (Copia algo ilegible en el pizarrón).
Él: Ah, pero es fácil... Ahí, en cambio, la A es mayor que esa T, y no necesito pedir prestado nada. La F, en cambio, es igual a la K, pero la J no me deja seguir porque está en el medio, entonces voy y le digo a la D que si se corre le puedo presentar una U y por ahí la N, se suma a la B y sale una X que después se divide por una G y salgo directo a la W. Por lo tanto, la A del comienzo es equivalente a la R del ejercicio que sigue.
Ella: Sí, pero si una Y aparece ya todo cambia.
Él: Cambia si está; pero acá no sólo no está sino que en los próximos ejercicio no va a aparecer.
Ella: ¿Y vos cómo sabes?
Él: Yo sé todo. No sabré de ríos ni de lugares del Norte, pero sé de ejercicios de álgebra. Para algo estudio. Para algo me mandan acá.
Ella: (Incómoda) ¿Cuánto falta para que te vengan a buscar?
Él: Nada. No falta nada. ¿Seguimos con más ejercicios?
Ella: No. Seguimos con... Historia.
Él: Mucho no leí.
Ella: ¿Ves? No sé qué voy a hacer con vos. Veamos... Habláme de la Convención de Títulos Inmobiliarios del año 29.
Él: El Consejo de Magistrados se había reunido en Tolón junto con los partidarios de los impuestos y del Regimiento a Caballos. Tras una discusión fuerte por parte de la oposición, Turguet decide imponer una serie de normas para los que no tienen títulos. Todo termina con una división del Consejo y la Asamblea decide nombrar a Turguet como representante legal del Consejo.
Ella: Sí, pero no me aclarás con quién estaba Turguet.
Él: Con Luis Ángel XII.
Ella: Y, ¿quién era Luis Ángel XII?
Él: El primo segundo de Margarita De Santos, hija de don Rómulo el Triste.
Ella: El que...
Él: había nombrado, en su momento, a Pedro el Capellán como jardinero oficial del Consejo, que terminó por iniciar la conspiración contra el monarca y da inicio a la revolución de los campesinos en el borde del río Rayuela.
Ella: ¿De qué color es el vestido de Margarita De Santos en el retrato de Petirré?
Él: Parece bordó pero en realidad es rojo.
Ella: ¿Tiene peineta?
Él: No se sabe, pero se cree que sí porque tiene el pelo tirado hacia atrás. Además, el retrato fue hecho para la fecha de su cumpleaños, por eso se cree que puede tener la peineta que le regaló su primo Fernando el Extranjero con el cual tenía amores, peineta que después, al ser descubierta por su madrastra Clara de España, que estaba celosa de los amantes, la lleva ante su padre y se da comienzo al Final de la Familia o la Guerra de las Mujeres Descalzas.
Ella: (Con odio) ¿De qué color era la peineta?
Él: ¡Rojo! Combinaba con su vestido.

Pausa

Ella: ¿Cuándo vendrán a buscarte? Mejor hacemos un recreo, ¿te parece?

Él se pone de pie acomoda su traje oscuro, limpia con sus manos los zapatos acordonados marrones y se prepara para dar algunos saltos a la soga que tenía tirada en un rincón.
Ella saca una libretita y hace anotaciones. Cada uno en lo suyo. Él salta y corretea. Ella toma té en un jarrito de cerámica.
Suena un timbre largo.
El mechero vuelve a ofrecer una llama que se tambalea con la brisa del viento que Él produce al saltar su soga
.

Ella: Bueno, basta. Ya es hora de volver.
Él:
Y hora de irme.
Ella: Todavía falta (Mirando hacia el mismo rincón de siempre).
Él: ¿Qué vamos a hacer ahora?
Ella: Vamos a hacer lo que yo diga.
Él: ¿No vamos a escribir?
Ella: No. Escribir no sirve. Es mejor hacer cuentas. Podríamos ver cómo va el balance que empezaste la clase pasada.
Él: No va.
Ella: ¿Cómo?
Él: No va. Hay algo que no me da... Y con eso de que no se puede borrar...
Ella: ¿Cómo que no da? Pero no te das cuenta que sos un inútil. Ves, siempre es como digo yo. Sos un inútil. Quiero verlo, dále quiero corregirlo.
Él: No lo traje. Deudores varios. (Se ríe.)
Ella: Dáme tu cuaderno, esto no queda así. Hoy te vas con una nota. (Le quita el cuaderno de las manos y escribe. Él le saca la lengua y al verlo le estampa el cuaderno en la cara).
Él: ¡Vieja de mierda!
Ella: Vieja será tu vieja.

Pausa interrumpida por un timbre.
La llama se intensifica.


Ella: ¿Habrán llegado?
Él: No, falta un rato.
Ella: (Mirando hacia el rincón de siempre cada vez que se habla de tiempo.) Sí, todavía falta.

Pausa.
Él juega con una pequeña pila de regletas naranjas, verdes y rosas.


Ella: Listo, se terminó. Sacá ese montón de maderas y sentáte en un almohadón.

Busca un almohadón que saca de la parte trasera del pizarrón. Es naranja y tiene forma triangular.

Él: ¿No hay un círculo?
Ella: ¿Redondel?
Él: No, un círculo. Mi culo apoya mejor en un círculo que en un triángulo.
Ella: Un redondel...
Él: O un rectángulo rojo, no sé alguna otra figura. El círculo molesta mis nalgas.
Ella: Molesta tus nalgas porque tenés cola de paja.
Él: No sé por qué dice eso.
Ella: Lo que sucede es que no estudiaste tu lección de ángulos, de ahí la cola y de eso la paja.
Él: Estudié a medias mi lección de ángulos. La verdad, es que con todo no se puede.
Ella: Se puede, menos cola y menos paja y se puede.
Él: (Alterado.) ¡No! No se puede con todo. Paso ocho horas encerrado acá. Usted siempre gritando. Tarea y tarea. Ocho horas de sufrimiento absoluto. Que historia, que geografía, matemática, especialmente álgebra, y ahora, geometría. ¿Cuándo escribo? ¡Nunca! ¿Cuándo voy a leer algo? ¡Nunca! Es mejor contabilidad y el balance. ¿Estenografía? ¿No vamos a ver nada de estenografía? ¡No! No vaya a ser cosa que te pongas a escribir en otro código, escribir al fin. Pasé 25 años de mi vida con usted. ¡Mi tutora! Mi tutora de nada. Desde los seis que estoy aprendiendo no sé qué mierda. ¿Y leer? Leer sí, leer "Mi amigo Gregorio". “Paula apila los palos pim pam pum los palos al suelo los apiló mal mi pie papá mi pie...” (Pausa.) Pero Gregorio ya no existe, se murió. A Gregorio lo mató la democracia. Y a mí me mató Gregorio. Y a usted no la mató nadie. El tiempo ni siquiera la mata, el tiempo me mata a mí. 25 años de mi vida ocho horas por día en la escuelita de la señorita Mabel... o Martita... o Lucía. ¿Vé?, ni sé su nombre... hace 25 años que entré acá y no a la escuela. El sistema me excluyó y usted excluyó al sistema. Y yo la excluyo a usted. Me cansé, hoy es mi último día, no vuelvo más. ¡Usted y la puta escuela que la parió!
Ella: Si te vas nunca te vas a recibir.
Él: Yo no me voy, usted me echa.
Ella: Si te vas nunca vas a tener tu diploma. Vas a ser nadie.
Él: Yo no quiero ser nadie.
Ella: Entonces...
Él: (Acomodándose en el almohadón con el cuaderno.) ¿Podemos dejar geometría para otro momento?
Ella: Está bien, después de todo ya te van a venir a buscar. (Mira hacia el rincón de siempre.)
Él: Sí. Ya están por venir.
Ella: ¿Cuántos años tenés?
Él: Más que usted.
Ella: Sí.
Él: ¿Por qué?
Ella: Preguntaba. (Pausa incómoda.) Anotá lo que voy a escribir en el pizarrón. (Hace más anotaciones ilegibles.)
Él: ¿Dejo sangría?
Ella: Como siempre.
Él: Trazo línea corta.
Ella:
Sí, y anotá.

Se produce un silencio que muestra cómo cada uno está en su actividad: Ella, copiando en el pizarrón; Él, en su cuaderno. El silencio laborioso es interrumpido por un sonido que es mezcla de sonidos: gotas, agua que corre, un silbido infinito y agudo, viento. Él borra con desesperación una página de su cuaderno. Ella borra con desesperación todo lo escrito en el pizarrón. Otra vez el silencio. Otro silencio laborioso que muestra a cada uno escribiendo: Ella en el pizarrón y Él en su cuaderno.


Él:
¿Vamos a estudiar la vida en el mar?
Ella: ¿La vida en el mar? ¿Para qué? Si nunca vas a ir al mar.
Él: Una vez fui.
Ella: Sí, pero la vida no está en la superficie. Está en el fondo. Y al fondo nunca vas a llegar. Primero te vas a morir ahogado.
Él: Mi primo una vez se ahogó y nunca murió.
Ella: ¿Dónde se ahogó?
Él: En la casa de mi abuela, en la ducha. No sé qué hizo y se ahogó. Pero no murió.
Ella: Es distinto, no murió porque no estaba en el fondo del mar. Estaba en la parte donde no hay vida.
Él: No entiendo.
Ella: No estás en condiciones de entender temas tan importantes. Los que saben del tema son los médicos. Pero para ser médicos estudiaron mucho. Y primero estudiaron matemáticas, incluyendo álgebra y geometría. Yo sé mucho porque fui tutora de muchos médicos. Muchos vinieron primero acá, estudiaron conmigo y después fueron a la academia.
Él: ¿Cuándo voy a ir a la academia?
Ella: Cuando puedas egresar de acá.
Él: ¿Y cuándo va a ser eso?
Ella: Cuando apruebes el examen final.
Él: Cuando me lo van a tomar.
Ella: Cuando estés en condiciones.
Él: Pero ¿cuándo?
Ella: ¡Cuándo quieras!
Él: ¡Ahora!
Ella: ¿Querés ser médico?
Él: ¿Con lo que le pagan no se dio cuenta?

Silencio.
Insoportable oscuridad.



2.
Una luz tenue los muestra junto a la mesada con los tubos de ensayo. A la derecha Él con un delantal. Una visera sobre su frente y sus lentes circulares le dan un aspecto mucho más serio. Ella con un guardapolvo blanco y la cara muy blanca con los ojos sumergidos en un negro muy intenso. Sus labios ya no se distinguen. Sus cejas desaparecieron. Es puro blanco y puros ojos negros. Sustancias de colores y vapores que inundan la escena. Una explosión brillante. Entusiasmo. Sonrisas. Un beso de alegría. Ninguno deja de hacer sus quehaceres químicos.
Clima de festejo y comodidad.
Distensión.
La llama del mechero se torna alta e intensa.
Calor. Aromas agradables a frutas cítricas.
Azules en tubos de ensayo.
El único que contiene rojo no se toca. Permanece intacto. Se distingue entre la multitud azul.


Ella: Esta vez sí.
Él: (Se ríe.) No sé si saldré médico pero sí saldré químico.
Ella: ¿Ves? Sos un tonto... Siempre sirven las matemáticas.
Él: En realidad, las matemáticas no tanto... álgebra es más apasionante.
Ella: Sin consultar la tabla...
Él: Bueno, ¡dále!
Ella: Tenemos una fusión entre un sustrato de amonio y una cuarta parte de un aminoácido. Si le agregamos dos gotas de ácido inalterado de albahar, es posible que...
Él: Es posible que se produzca una nueva sustancia de azul.
Ella: ¿Azul? Pensé que el azul era posible sólo si se extraía de las profundidades rocosas.
Él: No. También puede ser un producto. El azul de tu vestido ajustado es producto de un agente químico tan artificial como tu carácter.
Ella: (Sintiendo vergüenza.) Pensé que el azul de mi vestido era azul puro.
Él: El azul de tu vestido es producto de la adhesión que contienen las fibras segregadas por la suma de tanto protoglúcidos más las voluntades de tu cuerpo.
Ella: Entiendo. Pero, ¿qué conclusión sacamos de todo esto?
Él: Ninguna. Aunque podemos pensar alguna.

Otra explosión de colores. Alegría por segunda vez. Festejos. Abrazos y caricias. Una caricia de ella hacia Él. Nuevamente retoman sus actividades químicas.

Él: Un ácido que se diluye forma una nueva sustancia gelatinosa, pegadiza... Un nuevo mocus. Y puede ser usado como por otro estado dentro de los acéticos.
Ella: Cítricos y carbónicos.
Él: Una base que se incorpora a la base original: fénicos, eclípticos, epíctricos, lactus ferrosus.

Un fuerte olor químico, a cloro con sustancias que parecen irritar las fosas nasales.

Él: ¿Será suficiente?
Ella: Para mí no. Aún hay aspectos y generalidades que no comprendo.
Él: ¿Hasta qué punto hay que comprender? Todo es sencillo. Un ácido, una raíz, una base, una cadena nueva que se desprende, un sustrato y un superestrato.

Otra explosión. Sin festejos. Sólo indiferencia por la concentración de las mentes.
Relax.
La llama que crece
.

3.
Clima cálido y muy tenso. Olores químicos y luces anaranjadas. Una goma de borrar que cae y da vueltas Ella escribe una carta comercial en el pizarrón.

Ella: ¿Terminaste de copiar?

Él copia lo del pizarrón. Un ascensor que sube. Una puerta que está por abrirse.
La llama que se vuelve intensa y anaranjada
.

Ella: ¿A qué hora vienen a buscarte?
Él: Como siempre.
Ella: Entonces no sé quién sube.
Él:
Alguien que se quedó en el entrepiso.
Ella: Si se quedó atrapado tenemos que escuchar los gritos o el timbre.

Oscuridad insoportable. Sólo la luz del mechero que refleja en los azules de los tubos de ensayo.
Aromas cítricos.
Burbujas que salen de un rincón del laboratorio.
Todo es quietud a excepción de Ella que hace un movimiento circular con el dedo meñique de su mano derecha. Él hace anotaciones de letras. Escribe con un lápiz azul de carpintero con la punta redondeada.
El timbre suena. El ascensor que sube para detenerse en el piso y abrir sus puertas.
Ella borra lo escrito en el pizarrón para dibujar un triángulo. Terminado el dibujo coloca una letra en cada: a, b, c. Y luego, junto a ellas, un signo +. Él copia las letras y los signos pero no dibuja el triángulo. Ella lo mira y observa que le falta dibujar. Él preocupado se rasca la cabeza. Las miradas se cruzan y ninguno baja la vista.
Suena el timbre.
El ascensor cierra sus puertas pero no baja ni sube.
La llama crece exageradamente.


Ella: (Sin quitarle la mirada de los ojos)Te vienen a buscar.
Él: Todavía no es la hora.
Ella: ¿Y vos cómo sabés que no es la hora?
Él: Porque acá aprendo números y la hora son números que se ubican en un espacio imaginario que se llama tiempo y es lineal.
Ella: Nunca te enseñé la hora.
Él: La aprendí solo cuando tuve vacaciones hace dos años.
Ella: Yo te dije que tenías que estudiar historia.
Él: Me sobró tiempo y como tenía tiempo me pregunté por el tiempo y ahorré tiempo, al pedo.
Ella: Si te sobra tiempo adelantás la lección que sigue.
Él: También lo hice y por eso me sobró tiempo.
Ella: No te puedo dar vacaciones.
Él: No se puede enfermar.
Ella: Ya estoy enferma. Con alguien como vos uno se enferma.
Él:
Tengo que ser médico.
Ella: Pero primero tenés que estudiar geometría.
Él: ¿Para ser médico?
Ella: Claro, si el cuerpo está compuesto por figuras geométricas.

Suena el timbre.

Él: Recreo.
Ella: No. (Pausa) Cabeza: circulo o redondel.
Él: Tus tetas son redondas.
Ella: Tu cabeza también.

Suena el timbre.

4.
El mechero alarga su llama.
El ascensor que pasa.
Por la ventada se ven dos piernas masculinas con pantalón de vestir oscuros.
El mechero alarga la llama.
Aroma a cítricos.
Él se siente atraído por el olor y deja de copiar.
Ambos se acercan al laboratorio.
Juntas caen en los tubos de ensayo.
El ascensor cierra sus puertas y sube.
Suena el timbre.
Las manos de ambos se ocupan de tubos con azul.
Calor.


Él: Habláme de álgebra.
Ella: Mejor te hablo de mi hermano que ya está por llegar.

Suena el timbre.

Él: ¿No será tu hermano?
Ella: ¿El del timbre?
Él: El que llama.
Ella: No llama nadie. Mi hermano viene en el ascensor.
Él: ¿Hace mucho que viaja en ascensor?
Ella: Es de él. Lo heredó de mi abuelo que era ascensorista de un cabaret.
Él: Debe ser un ascensor viejo.
Ella: Viejo era él. Viejo era el tapizado de terciopelo rojo que lo recubría por dentro. El espejo del techo estaba bien. Mi hermano sacó todo. Le puso espejos en las paredes y un stereo. La alfombra la dejó.
Él: ¿Falta mucho?
Ella: Todavía no es la hora.

Todo se torna azul. La llama del mechero crece con mayor fuerza. El ascensor desciende. No abre sus puertas
Él pasa el tubo sobre el fuego. Ella mira cuidadosamente la situación.


Él: Una sustancia que no puede detenerse con fuego.
Ella: Hay que revisar si contiene algún clorhidrato.
Él: ¿Cómo? ¿Usted no lo sabe?
Ella: Yo no pensaba hacer lo que estás haciendo.
Él:
(Confundido) Pero usted debe ser cuidadosa con lo que hacen sus alumnos.
Ella: No te pedí que vengas al laboratorio, vos me seguiste.
Él: Pensé que la clase seguía acá.
Ella: ¡Cómo va a seguir acá si todavía no terminaste con las figuras que están en el pizarrón! (Pausa) ¿Hallaste el valor de los ángulos?
Él: Pensé que era tarea para el hogar.
Ella: ¿Yo te dije que era tarea para el hogar?
Él: No.
Ella: ¿Entonces?
Él: Bueno, pero ahora estoy en esto y tengo que solucionarlo.
Ella: No podés quitarlo del fuego.

Pausa.

Él: Todo es su culpa. ¿Dónde se recibió’
Ella: No tengo porqué responder eso. Pero para que veas que soy educada, ¡cuidado! no sacudas mucho el tubo, (Le acomoda la mano con fuerza en el centro de la llama del mechero) yo me recibí con una tutora que hoy ya no está acá. Se fue a vivir a Andorra.
Él: ¿Con el judío? (se ríe)
Ella: Con ella estudié mucha química, especialmente química biológica y marina. Después hice un curso intensivo de patologías y otro de anatomía comparada. Cuidado con el tubo (Vuelve a acomodarle la mano).
Él: ¿Comparada con quién?
Ella: Con nadie. Comparada entre los distintos cuerpos de las razas distintas.
Él: Entonces se fue con el judío (Se ríe)

Le pega un cachetazo que hace que derrame parte del líquido azul. La llama casi se apaga y vuelve a renacer en un tamaño que sobrepasa la altura de él.

Ella: ¡Cuidado con el tubo! ¡Idiota! (Pausa) Además me especialicé en mecanografía y estenografía. Pero mi grado es en álgebra y mi posgrado en álgebra inerte.
Él: ¡Qué lo parió! (Se ríe)
Ella: Por lo menos yo tengo con qué. Vos apenas empezás cuando ya tenías que terminar. A tu edad, en mi edad, yo ya podía hablar de medicina con otros.
Él: A su edad, en mi edad, yo podía jugar a la escondida.

Una chispa sale del amontonamiento de tubos. Ella le acomoda la mano para que no se salga del fuego del mechero.

Ella: Me parece que ya es suficiente... Hay que retirarlo con cuidado...

Todo se torna oscuro. Lo único que ilumina es el mechero.
Suena el timbre.
La llama crece. El aroma a frutas cítricas se mezclan con un aroma dulce a perfume.


5.
En la mesada del laboratorio. Él sostiene el tubo de ensayo sobre la llama del mechero con una de las pinzas de madera. Ella deposita su mirada perdida en la llama. Todo es silencio. Los aromas fluyen, olor a frutillas. El clima cálido da serenidad y placer. La luz azul que viene de la ventana que se encuentra detrás en la parte superior se debilita. El pizarrón comienza a desaparecer en la oscuridad, la única iluminación viene del mechero que va acrecentando su llama hasta volverse azul. Un tubo que estalla y los vidrios caen en la mesada. Susto. Sensación de angustia en ambos. Se miran y buscan inmediatamente otro tubo que sea similar en tamaño. Ella saca otro debajo de la mesada y lo sujeta con la misma pinza de madera. Contiene un líquido incoloro.
Un vapor blanco.
Manos que se unen para sujetar el tubo. Todo es quietud. Miradas perdidas en el vapor del tubo. Mucho aroma y casi nada de aire puro.
Calor.



Él: Es mentira y pienso todo el tiempo sobre ello aquello que mi madre me dice siempre y tiene que ver con esto: no tirés las medias sobre la mesita de luz después de jugar.
Ella: Siempre creí que nunca vas a llegar a ser un grande como mi hermano.
Él: Nadie cree en tu hermano más que su hermana que sos vos.
Ella: Yo creo en él y no soy la única... (Silencio Prolongado) Mi hermano es... es... es mi hermano.
Acercá el tubo al mechero porque no llega a cristalizarse.
Él: Tu hermano es una parte ínfima en este rollo... ¿Cuántas frutillas puede comer por día?
Ella: ¡Mi hermano sabe de geometría!
Él: Tu hermano sabe de álgebra como yo de geometría.
Ella: ¡Cumple con todo!
Él: La historia le quemó la vida.
Ella: Tengo una piel suave gracias a lo que aprendió de botánica.
Él: Tengo una lengua áspera gracias a lo que aprendí en los cabaret.
Ella: ¡Nunca un paso en falso!
Él: ¡Nunca una mujer que se me escape!
Ella: ¡Dos veces volvió lleno de besos!
Él: Sí, pero no tuyos.
Ella: Nadie jugó a las damas con él.
Él: Nadie jugó a las damas con él porque nunca supo qué es una dama.

Silencio incómodo.
Llama azul del mechero.
Lluvia en el exterior.


5 bis.
Entra Hermano. Automáticamente al verlos juntos en el laboratorio recita de memoria.

Hermano: Un átomo de hidrógeno se une a uno de oxigeno para formar una molécula de agua. Dos moléculas de agua forman una cadena de hidrinol. El hidrinol contiene dos estados de metano y uno de pentanocol. El pentanocol es parte de una ramificación de dulces para hacer mermeladas de frutillas dietéticas. Comer con galletitas de agua sin potencias. La vida es producto de una mente que juega al ajedrez...
Él: o a las damas.
Hermano: Las piezas azules no son azules sino negras ante el ojo humano por culpa de la luz de Le Pastie, primo del creador de la levadura de atinol con pentacreanol.
Él: ¡Mucho alcohol para tanta química en la vida!
Hermano: Nadie nombra lo importante que fue la intervención de Le Pastie en la creación de...
Ella: ¡Eso no está en ningún libro de química!
Hermano: ¡En el de Rosales!
Ella: ¡Yo no te mandé a leer esa mierda!
Hermano: ¡Mierda es porque no lo podés seguir!
Ella: Sos muy nene para decir...
ÉL: ¡La verdad!

Silencio prolongado.
Llama azul del mechero.
Aroma a alcohol. Cesa la lluvia.


Ella: ¿Vemos algo de álgebra?
Él y Hermano: ¡No!
Ella: ¿Historia?
Él y Hermano: ¡Nada!
Ella: ¿Literatura?
ÉL: Sólo si es Marcos Gras.
Hermano: O Martín Gras.
Ella: Ninguno de ellos.
Hermano: Entonces no es literatura.

Silencio prolongado.
Llama azul.


Ella: ¿Las tablas?
Él: ¡Periódica!
Ella: ¡No!
Hermano: ¡Es más interesante!
Él: La tabla periódica es la combinación perfecta entre letras y números que siempre son menores.
Hermano: ¡Por el tamaño!
Él: ¡Claro!
Hermano: ¡Son menores por tamaño y por creación!
Él: Fueron primero las letras. Los números llegaron más tarde para hacerle frente a las letras que, lamentablemente, son finitas.
Hermano: (Entusiasmado) Por eso nacen los números que, para no ser menos, se crearon infinitos.
Él: ¡Todo es un gran cuento! No tiene lógica que no pueda llegarse a un final en los números pero sí a un final de un cálculo y se pueda llegar a un final de un alfabeto y no a un final de un discurso.
Hermano: Todo lleva a pensar que el que inventó los números es un envidioso de mierda.
Él: ¿Habrá sido alemán?
Hermano: No. Los alemanes inventaron mucho pero los números no fue un invento alemán.
Él: Seguro fue un japonés. Siempre están más adelantados.
Hermano: Aunque muchos dicen que la tecnología alemana es superior.
Él: Pero la tecnología japonesa está un paso más al frente por innovar.
Hermano: Como siempre, el que inventa primero, no importa la calidad, gana.
Él: Como en los juegos.
Hermano: Sí, se llega primero...
Él: y los laureles le pertenecen.


Silencio prolongado.
Llama roja del mechero de la llama azul.


Ella: Mientras anoto algunos ejercicios en el pizarrón sería bueno que tomaras este tubo y trates de ver si se cristaliza sin formar necesariamente un gel azul que después no sirva para el cabello.
Hermano: Es posible que se torne una gomina barata.
Él: Ninguna gomina si no contiene goma.
Hermano: Por lo menos si se deja secar al sol puede ser que sirva para borrar.
Él: Lo dudo.
Hermano: La miga de pan sirve.
Él: Pero no hace falta secarla al sol.
Hermano: No necesita sol porque necesita aire.
Él: El aire implica al sol.
Hermano: El aire implica la dilatación de las fosas nasales.
Él: No necesariamente.
Hermano: Sin un resfrío.
Él: Claro. Pero el aire abre los pulmones. Eso es vox populi y no hace falta recurrir a ningún libro de medicina para saberlo.
Hermano: Yo quiero ser abogado.
Él: Yo, médico.
Hermano: Pero según mi hermanita tutora me faltan unas cuantas materias.
Él: Según tu hermanita tutora me faltan unas cuantas materias.
Hermano: Química.
Él: Matemática.
Hermano: Merceología.
Él: Aritmética.
Hermano:
Física.
Él: Astronomía.
Hermano: Botánica.
Él: Geometría.
Hermano: Odontología.
Él: Contabilidad.
Hermano:
Dibujo.
Él: Pintura sobre madera.
Hermano: Geografía económica.
Él: Actividades prácticas.
Hermano: Las prácticas vienen al final de todo.
Él: Yo las voy a hacer en un simulacro de la cruz roja.
Hermano: Yo, en una comisaría. Quiero ser penalista.

Cada uno mira su tubo de ensayo y lo pasan simultáneamente en el mechero.
Ella hace unas anotaciones en el pizarrón. Cálculos algebraicos sin signos matemáticos. Parece sólo escritura sin sentido.


Ella: ¡Silencio! Es hora de dejar el laboratorio y acercarse para ver quién lo puede resolver rápidamente. El que lo logra primero puede tener ventaja en el examen final y promociona automáticamente esta unidad.

Ellos se acercan hacia el pizarrón y cada uno toma una tiza.
La llama del mechero disminuye paulatinamente.


Hermano: A no puede ser menor que Z y no puede elevarse a la potencia de M. (Tacha M).
Él: Pero M puede ser el comienzo para extraer F y comenzar a simplificar por J. (Tacha J).
Hermano: Sin embargo, preste atención, observe que G no es menor a L ni mayor a T. (Tacha T).
Él: Yo estoy seguro de que D es más importante en este cálculo que I y por lo tanto P ya no tiene nada que hacer acá. (Tacha P).
Hermano: Hay un río en el sur de Canvoy que se llama R sobre R. Me recuerda que no puede ser posible que un puente H cruce el río Q. Ninguna sirve ni se complementan. (Tacha H y Q)
Él: Bueno, a 200 kilómetros de ese río hay una comarca que es exclusiva para el uso de los primitos, allí la vida oficial depende del gran T. Acá esta T no puede estar sola y es necesario que se suprima porque la Ñ nada puede hacer con ella. (Tacha Ñ).
Hermano: W tampoco nos aporta. (Tacha E)
Él: N no sirve por su ubicación. (Tacha A).
Hermano: X, Y, y Z no tiene nada bueno. (Tacha O y U)
Él: Ya no queda más que llegar al resultado. (Tacha todos los paréntesis y corchetes).
Hermano: No abren ninguna puerta. (Tacha las llaves).
Él: Es el final. (Tacha el signo igual).
Hermano: Todo lleva a una única solución posible.
Él: Todo es igual a...
Hermano: WPQ sobre...
Él:
R.
Hermano: Somos muy buenos en esto.
Él: Promocioné la unidad.
Hermano: Yo también.
Él: Yo llegué al resultado final.
Hermano: No. Usted sólo llegó a R.
Él: Yo simplifiqué el igual.
Hermano: WPQ son producto de mi razonamiento.
Él: (A Ella) ¿Quién promocionó?
Ella: Ninguno porque no pueden promocionar los dos. Sólo uno se salvaba de la unidad. Compitieron.
Hermano: Nos ayudamos mutuamente.
Ella:
Es lo mismo.
Él: Es lo mismo para quien dice que es lo mismo. Pero no es lo mismo para quien vive que es lo mismo.
Ella: Tendremos que empezar con otro ejercicio.
Hermano: Tendrás que empezar vos hermanita porque no pienso involucrarme una vez más en el juego de las letras que quieren ser números.
Ella: No es un juego.
Él: No es un juego para el que no juega. Es un juego para el que lo vive. No vivo. Ni juego. Prefiero llevarme la materia a marzo.
Hermano: O previa.
Ella: Bueno, mejor eso lo conversamos en otro momento. Prefiero pasar a otra materia... Geometría... Historia... Plástica.
Hermano: Plástica es tu sonrisa plástica.
Él: Plástica como la goma que puede salir del laboratorio.

Explosión en el laboratorio. Susto. Corridas hacia él. Todos toman tubos y comienzan a mezclar los distintos azules. Preocupación.
La llama crece intensamente. Su tamaño sobrepasa las tres cabezas.
Otra explosión. Menor.

Aromas dulces. Intenso.
Luz roja desde la ventana que invade la escena.
Confusión.


Ella: Es hora de terminar la clase de hoy.
Él: No. Aún no es la hora y todavía no me vinieron a buscar. No me puedo volver solo.
Hermano:
Yo no me puedo ir porque tengo que recuperar las horas perdidas por haber llegado tarde.
Ella:
Ni una cosa ni la otra son mi culpa.
Hermano: Yo quiero ser abogado. Y es tu culpa si no aprendo nada de leyes.
Él: Yo quiero ser médico y es su culpa si no aprendo nada de anatomía.
Ella: Yo no doy cátedra ni de leyes ni de anatomía.
Hermano: Tendrás que dictarlas.
Ella: Eso es tarea de un ciclo superior.
Él: Tendrá que dar un ciclo superior.
Ella: Yo sólo me encargo de un ciclo intermedio.
Hermano: Tendrás que estudiar, hermanita tutora.
Ella: No es mi tarea.
Él: Tendrá que aprender anatomía para dar clases de anatomía.
Hermano: Tendrás que estudiar leyes para que sea abogado.
Ella: Un médico y un abogado...
Él: El médico que la va a curar en el futuro... cuando sea menopáusica, quizás... o cuando tenga problemas...
Hermano: con la justicia por estar a cargo de una educación asistemática.
Ella: No voy a tener problemas de ningún tipo.
Hermano: No. Vas a tener problemas con dos tipos: un médico y un abogado.
Él: Doctores...

Oscuridad incómoda.

6.
La llama del mechero sigue iluminando la mesada.
Los contenidos azules se tornaron negros.
Aún, intacto, el tubo con el líquido rojo.
El pizarrón es verde. Contiene anotaciones en una lengua extranjera desconocida
.

Él: (En el laboratorio vistiendo un delantal rojo. Corta limones con un cuchillo) Doctor, amigo, doctor... ¿sabía usted que el sabor de los cítricos pueden confundirse con el sabor de las frutas rojas si al probarlas se encuentra bajo el efecto de algún antibiótico? (Prueba una rodaja.)
Hermano: No. En verdad, lo ignoraba, amigo doctor. Aunque... existe una ley de colores que dice que todo aquel que consuma antibióticos puede confundir colores, pero no dice nada de los sabores...
Él: No debe estar actualizada, amigo doctor.
Hermano: No, no lo está, amigo doctor.
Él: Quizás sea hora de proponer un cambio a esa ley. ¿No le parece, amigo doctor?
Hermano: Otro cambio, amigo doctor...

Él escupe el limón que tenía en su boca.

Él: Un cambio positivo, querido amigo doctor...
Hermano: o negativo, queridísimo amigo doctor...
Él: No importa. Un cambio al fin, estimado amigo doctor.
Hermano: (Mostrándole una caja de cigarrillos) ¿Quiere uno doctor?
Él: ¿Negros, doctor?
Hermano: Rubios, doctor. Muy buenos, colega de grado. El doctor Bulón me los regaló.
Él: Excelente profesional, amigo doctor. Déme uno entonces.


El doctor Hermano se acerca al laboratorio. El doctor Él sirve en dos tubos de ensayo del líquido rojo. Brindan. Beben. Fuman.
Desaparecen las luces.
Todo es oscuridad.
Aroma a frutillas.
La llama del mechero se apaga.


Apagón definitivo.